ADN - Sociedad
Última actualización: Jueves, 5 de octubre de 2006, 19:05 - Efe, Madrid
En España viven 1,1 millones de personas con dependencia grave o severa y 1,6 millones que necesitan algún tipo de ayuda para realizar labores cotidianas y, sin embargo, sólo el 6,5 por ciento de las familias que cuidan a estas personas tiene el apoyo de los servicios sociales.
Actualmente, según el Libro Blanco sobre la Situación de la Dependencia, la atención a estas personas se realiza, sobre todo, en el ámbito familiar y recae especialmente en las mujeres: el 83 por ciento de los cuidadores familiares son mujeres.
Además, sólo el 3,14 por ciento de los mayores de 65 años cuentan con un servicio de ayuda a domicilio; el 2 por ciento tienen servicio de teleasistencia y el 0,46 por ciento dispone de plaza en un centro de día.
En España hay 1.125.000 personas que padecen dependencia grave y severa, es decir necesitan ayuda de otra persona para realizar las actividades básicas de la vida diaria: levantarse, asearse y comer, entre otras, y el 80 por ciento de ellas tiene más de 65 años.
Los mayores de 65 representan ya el 17 por ciento de la población y, de continuar esta progresión demográfica, la cifra aumentará considerablemente en los próximos años.
La dedicación que exige el cuidado de los enfermos dependientes supone, en la práctica, que los cuidadores familiares no puedan acceder al mercado laboral.
De hecho, sólo el 20 por ciento de cuidadores familiares tiene un puesto de trabajo.
El Consejo de Europa define la dependencia como "aquel estado en que se encuentran las personas que, por razones ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia y/o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria".
Esta situación puede ser más o menos grave, y aunque afecta en gran medida a las personas mayores (especialmente a las de más de 80 años), se da en todos los tramos de edades, ya que puede estar presente desde el nacimiento, desencadenarse a raíz de un accidente o de una enfermedad aguda o ir apareciendo a medida que se envejece a consecuencia de enfermedades crónicas o por una pérdida general en las funciones fisiológicas.
Constituye, asimismo, un problema social cuya dimensión ha aumentado en los últimos años por factores como el envejecimiento acelerado de la población, las nuevas enfermedades invalidantes, un elevado número de accidentes y los cambios en la estructura social de la familia y de la población cuidadora.